"Un mártir se encontraba atado a la estaca, y el alguacil encargado de su ejecución le expresó su pena por verle persistir en sus opiniones y obligarle a pegar fuego al montón de madera. El mártir respondió: 'Ven y pon tu mano sobre mi corazón y observa si no está latiendo tranquilamente.' Éste accedió a su petición y encontró que ciertamente estaba en calma. 'Ahora coloca tu mano sobre tu propio corazón y observa si no estás más turbado que yo. Haz lo que tienes que hacer, y en lugar de tener compasión de mí, ten compasión de ti mismo." Charles H. Spurgeon
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