Déjame decirte algo, nunca prediques un evangelio que apele a las emociones de las personas. Nunca, nunca.
Si apelas a las emociones obtendrás reacciones emocionales y reacciones emocionales no son necesariamente consistentes con la verdadera conversión.
Si apelas a las emociones obtendrás reacciones emocionales y reacciones emocionales no son necesariamente consistentes con la verdadera conversión.
Prende la televisión y mira como estos tele-predicadores y evangelistas tratan con las multitudes. Tienen un órgano, suben el volumen de la música, de algún modo hacen que estas personas obtengan una fiebre emocional y luego juegan con sus sentimientos. Esto es algo ilegítimo. Es trágico.
Hablemos de la verdad de tu condición y de la provisión de Cristo. La emoción se hará cargo de sí misma.
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