Aquí, otra voz que habla del tema con sustento bíblico: Pablo Santomauro, quien nos muestra cómo la "paganización" de este adorno navideño se basa en versículos aislados sacados de contexto. Sin embargo, respetamos la posición de aquellos que ven en el árbol de Navidad algo incompatible con la fe cristiana y les exhortamos a no juzgar a aquellos que incorporan el árbol a sus celebraciones, lo que en nada edifica, y por el contrario, ocasiona contiendas.
Por Pablo Santomauro.
Uno de los símbolos navideños más atacado por algunas sectas y aún por algunos cristianos es el árbol de Navidad. La acusación central es que muchas civilizaciones del pasado adoraban o incluían árboles en su tradición mitológica. En la antigua Babilonia, por ejemplo, se usaba un árbol como parte de una liturgia relacionada con el mito de la resurrección de Tammuz, una deidad pagana. Debido a esto, concluyen algunos, que el árbol de Navidad es pagano y se debe considerar como una ofensa a Dios. ¿Es válido este argumento?
En realidad el razonamiento por el cual se llega a esta conclusión es erróneo. Lo único que prueba es que en tales ocasiones se utilizaba un árbol. En el estudio de la lógica esto se conoce como la falacia de culpabilidad por asociación. En otras palabras, el árbol de Navidad es declarado culpable simplemente porque un árbol se utilizaba en una celebración pagana.
Lo que debemos entender es que ciertas semejanzas en costumbres, tradiciones o ceremonias, no necesariamente implican semejanzas en el pensamiento o en el contenido. Permítanos usar una ilustración: cuando un cacique de los indios tarianos en el alto Amazonas muere, lo incineran y luego la tribu participa en una ceremonia donde se beben las cenizas de sus huesos mezcladas con vino. Ellos piensan que al beber la poción adquieren así el poder y la virtud del fallecido. Ceremonias como ésta son comunes en el mundo y en la historia. En algunas de ellas se llega hasta beber sangre. La pregunta que surge es, ¿mancha esto de paganismo la celebración que los cristianos conocemos como la Santa Cena o Cena del Señor? ¡Claro que no! Como tampoco el uso de un árbol en un rito pagano invalida el uso del árbol en la tradición navideña cristiana.
Aún suponiendo que la costumbre del árbol de Navidad hubiera sido tomada directamente de una ceremonia pagana (lo cual no es cierto), cuando el cristianismo le atribuye otro significado, la conexión con el paganismo queda cancelada.
Un ejemplo de interpretación bíblica deficiente.
Algunos hermanos, incluso alguno que se supone son maestros de la Palabra, han llegado a utilizar textos bíblicos aislados de los que omiten el contexto para justificar la aversión por el árbol de Navidad.
Uno de los pasajes más usados es Jeremías 10:1-5, donde Dios condena la creación de ídolos hechos de los árboles del bosque. Asociar el árbol de Navidad con este pasaje es leer en el texto algo que no existe, lo que constituye una violación de las reglas de la interpretación bíblica. Además, el sentido común nos indica que el contexto del pasaje no puede tener ninguna conexión con la Navidad ni con el árbol, ya que la tradición del árbol comenzó en Alemania aproximadamente dos mil años más tarde en el siglo XVI.
Jeremías no está profetizando acerca del paganismo a 2000 años de distancia en el futuro, sino denunciando la idolatría desenfrenada de su época. El profeta escribe a sus contemporáneos cautivos en Babilonia y los insta a mantenerse incontaminados del ambiente pagano que los rodeaba. Ninguna interpretación bíblica legítima permite el torcimiento de este pasaje con el propósito de asociarlo con el árbol de Navidad.
Pero alguien puede preguntar, ¿por qué se habla de adornar un árbol en este pasaje?
Obviamente el pasaje no tiene nada que ver con decorar un árbol. La advertencia está relacionada con esculpir un ídolo con la madera del árbol (v.3). Mientras que los ricos podían fabricar ídolos de metales preciosos, los pobres tenían que contentarse con hacerlos de madera (Is. 40:19-20). La referencia a que son adornados con plata y oro es clara referencia en el idioma original a que el ídolo tallado del leño era laminado o cubierto con los metales preciosos (vv. 4, 9).
Obviamente el pasaje no tiene nada que ver con decorar un árbol. La advertencia está relacionada con esculpir un ídolo con la madera del árbol (v.3). Mientras que los ricos podían fabricar ídolos de metales preciosos, los pobres tenían que contentarse con hacerlos de madera (Is. 40:19-20). La referencia a que son adornados con plata y oro es clara referencia en el idioma original a que el ídolo tallado del leño era laminado o cubierto con los metales preciosos (vv. 4, 9).
Es posible que aún alguien pueda objetar, ¿por qué Jeremías usa la palabra “leño” para referirse a un ídolo (v. 8)? Respuesta: El profeta está usando aquí una figura literaria llamada sinécdoque, en la cual se le da al producto terminado el mismo nombre del material usado en la fabricación. El leño se usa para esculpir un ídolo, y al ídolo una vez terminado, se le continúa llamando “leño”. De la misma forma, la Biblia llama “madero” a la cruz donde murió Cristo, porque la materia prima que se usaba para hacer una cruz era un madero.
El verdadero origen de la Navidad
La creación del árbol de Navidad fue el resultado de la combinación de dos símbolos de matiz espiritual. El primero fue el árbol del paraíso, adornado con manzanas, que representaba el árbol de la Vida (Gn. 2:9; 3:24). El segundo fue una repisa triangular decorada con motivos navideños, entre ellos la estrella que guió a los magos desde el oriente hasta Judea. De la combinación de estos símbolos, ambos de contenido espiritual, nació el árbol de Navidad. La tradición le adjudica a Martín Lutero la idea de agregarle luces, representando a Jesucristo, la luz del mundo. Como vemos, el origen del árbol de Navidad no tiene nada que ver con el paganismo ni con la idolatría.
Sin embargo, a pesar de lo ya expuesto, nosotros respetamos la posición de aquellos que ven en el árbol de Navidad algo incompatible con la fe cristiana. Así mismo exhortamos a estos hermanos a no juzgar a aquellos que incorporan el árbol a sus celebraciones. Los cristianos no debemos enfocarnos en diferencias de aspecto secundario, lo que en nada edifica, y por el contrario, ocasiona contiendas.
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