He notado que ustedes hablan de la cantidad de almas que han visto “venir al Señor.” El sólo pensar en ello les hace sentirse aceptados. ¿Puedo hacerles una pregunta? ¿Cuántos han visto que se han arrepentido? Ustedes pueden regocijarse, pero los ángeles en el cielo sólo se regocijan cuando un pecador se arrepiente (Lucas 15:10). Por favor, permítanme recordarle al joven rico que corrió y se postró ante Jesús y así mismo se paró y se fue. Ustedes pueden hallar eso en Marcos 10. Señor/Señora, ¿no se da cuenta usted que esto es lo que muchos están haciendo? Ellos pueden haber “venido a Jesús” pero en la misma hora se “fueron tristes” sin arrepentimiento.
Soy un predicador callejero. Yo tengo que lidiar con muchos de los que ustedes han “guiado a Jesús” en las calles mientras estos se hallan bajo un ebrio estupor. Yo persuado a hombres y a mujeres a que se vuelvan de su pecado y obedezcan a Jesús, sí, ellos me dicen que son salvos. Ellos han ido a sus avivamientos, cenas, y asados. Ellos han disfrutado del “compañerismo”, de toda la plática sobre pesca, autos, y deportes, casi igual que como lo hacen con su pecado. Yo derramo lágrimas de angustia orando que ellos se arrepientan y se conviertan, mientras ustedes se glorían en “un trabajo bien hecho.” Yo hago a un lado mi reputación y mi vida para persuadir a hombres y a mujeres a que huyan de la ira que ha de venir; mientras ustedes ganan estatura y reputación. Ustedes besan bebes y abrazan niños, mientras que a mí, sus “convertidos”, me escupen y me ponen sobrenombres. Si tan solo ustedes supieran el dolor y la frustración que le han causado a Cristo, temblarían de vergüenza.
Yo tiemblo y temo lo que ustedes han hecho. Mi corazón estalla en dolor por todas las almas a las que ustedes han ayudado a ir al Infierno. Ustedes vacunan a los pecadores contra la Verdad. Luego de que ustedes los han inoculado con auto-confianza, ellos ahora le sonríen al lugar donde pasaran la eternidad. Ay, que poco saben ellos que cuando lleguen a la eternidad levantarán sus ojos en tormentos. Yo les rogué que se arrepintieran, pero ustedes les han dicho que sólo necesitan confesar. ¿Por qué hacen eso? ¿Odian ustedes a Cristo? ¿Odian ustedes a los hombres y a las mujeres como yo? ¿Se glorían ustedes en el dolor y en la tribulación que nos han causado?
Lloro cuando pienso en ustedes de pie ante el Tribunal del Juicio de Cristo. Señor/Señora, ¿no sabe usted que en Proverbios 17:15, dice, “El que justifica al impío, y el que condena al justo, Ambos son igualmente abominación al Señor”? ¿Es eso lo que usted ha hecho? Ustedes les dicen a los hombres y a las mujeres que ellos son salvos, mientras se revuelcan en la maldad. Ustedes dicen, “¡bienvenido a la familia!” La Biblia enseña que si vives en pecado eres del diablo (1 Juan 3:8). ¿Son ustedes de su familia?
¿No tienen ustedes poder en la oración? ¿Ustedes sólo “cree en sí mismos”? ¿Son ustedes sólo una marioneta en un hilo? ¿Cuándo la gente tira, ustedes simplemente les siguen? ¿Por qué hacen ustedes esto? Yo les ruego y les imploro que no acomoden a la gente en sus pecados. Ellos perecerán si no se vuelven del pecado. Su “negocio” podrá florecer, ¡pero ellos perecerán! Por favor, no sigan haciendo esto. Les pido desde lo profundo de mí ser: dejen de agradar a los hombres más que a Dios. Por favor sólo prediquen la Biblia. Por favor, solo prediquen y deje que el Espíritu confirme. Por favor, yo les ruego, paren éste insulto a toda la justicia. Ustedes puede que no escuchen a mis palabras, pero por favor, por lo menos escuchen a Cristo derramando lágrimas sobre su patética excusa de “predica.”
Llorando y en dolores de parto,
Un Predicador Callejero
Un Predicador Callejero
Fuente: Josh Parsley
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