Welcome Back / Bienvenidos de Nuevo / Sugerencias o/y Aclaraciones pueden escribirnos a: comolosdeberea@hotmail.es o/y mcilids@hotmail.es “Nunca es mayor el hombre que cuando se halla en comunión y contacto con Dios” Martyn Lloyd-Jones ----- O ----- “El Evangelio es sólo buenas noticias cuando entendemos las malas noticias.” R.C. Sproul ----- O ----- “En la obra de Dios hecha en la voluntad de Dios nunca falta la provisión de Dios.” Hudson Taylor ----- O ----- "Aquellos predicadores que se rehúsan a hablar del pecado no tienen base para esperar que el Espíritu de Dios esté obrando entre ellos para llevar los hombres a Cristo." PAUL WASHER ----- O ----- La mayor evidencia de nuestra fe: “Aunque Él me mate, en Él esperaré." (Job 13:15) Oswald Chambers ----- O ----- El "evangelio" de la salud, la riqueza y la prosperidad se traga la belleza de Cristo con la belleza de sus regalos y convierte estos regalos en ídolos JOHN PIPER ----- O ----- “En el Día del juicio, tus oraciones y lágrimas no tendrán valor. Ellas no te servirán, el Juez no será conmovido: porque tú no le oíste cuando te llamó; sino que le despreciaste a Él y a sus ministros, y no dejaste tus iniquidades… Tú puedes decir que esto es entusiasmo y locura; pero, en aquel gran día, si tu no te arrepientes de tus pecados aquí, encontrarás que tus propios caminos eran locura” George Whitefield ----- O ----- "¿Qué lujuria es tan dulce y provechosa que valga la pena quemarse en el infierno por ella?" WILLIAM GURNALL ----- O ----- "Las ovejas pueden caer en el lodo; los cerdos se revuelcan en él." CHARLES H. SPURGEON ----- O ----- "Dejemos que la Biblia, toda la Biblia, y nada más que la Biblia, sea la regla de nuestra fe y práctica." J. C. Ryle ----- O ----- “Sólo hay dos clases de personas coherentes: los que gozan de Dios porque creen en Él y los que sufren porque no le poseen.” BLAISE PASCAL (1623-1662) ----- O ----- "Si tuviéramos que predicar a miles de personas año tras año, y nunca rescatar a nadie salvo un alma, aquella alma sería una recompensa completa por todo nuestro trabajo, porque un alma es de valor incontable." CHARLES H. SPURGEON. ----- O ----- “A menudo pensamos en la santidad como renunciar a los placeres del pecado por una vida digna y aburrida. Pero la santidad significa reconocer que los placeres del pecado son vacíos y temporales, mientras que Dios nos invita a disfrutar de placeres extraordinarios, verdaderos, plenos y ricos que duran para siempre.” TIM CHESTER ----- O ----- "La predicación del Evangelio siempre será locura a toda cultura. Cualquier intento de quitar la ofensa disminuye el poder del Evangelio." PAUL WASHER

lunes, 19 de septiembre de 2011

John MacArthur: Verdades Acerca de Un Niño que Muere


¿Dónde Está Mi Hijo?
“¿Qué hay acerca del niño de dos años que se estrelló arriba en el World Trade Center?”
La pregunta me lanzada por Larry King. Había sido invitado a participar como miembro del panel en el programa de televisión de Larry King Live una noche del sábado. El programa había sido grabado en consecuencia de los ataques a los Estados Unidos del 11 de septiembre de 2001. Siendo que aun no habíamos discutido los temas de la vida y la muerte, el dolor y la esperanza, como parte del programa, la pregunta de Larry me pareció que venía de la nada.
“Cielo instantáneo”, inmediatamente contesté.
Larry contraatacó con una segunda pregunta: “¿Era un pecador?”
Una vez más respondí: “cielo instantáneo”.
Las preguntas obligadas de Larry revelaron el tema del dolor y la preocupación en el corazón humano.
¿Cuál es el futuro del bebe aplastado por los escombros del colapso del World Trade Center? ¿Qué hay de cualquiera de los niños no nacidos, bebés, niños o aun del adulto físicamente maduro pero mentalmente discapacitado con una capacidad mental de un niño después de que mueren? ¿Cuál es el destino de aquel “pequeño” cuando él o ella pase a la eternidad? Las preguntas son atormentadoras para muchos padres, cristianos y no cristianos por igual.
Un número de respuestas bastante extrañas e infundadas se han dado para estas preguntas en el pasado. La respuesta correcta, sin embrago, comienza muy simple: “Cielo instantáneo.”
En un ambiente poco sano de un programa como el Larry King Live, no tengo oportunidad de seguir con una explicación para mi declaración y francamente, Larry no preguntó por ello. El pareció satisfecho con la respuesta pronta y decisiva y continuó con otras preguntas relacionadas con las maneras en que nuestra nación estaba adolorida y recuperándose de los ataques de aquel día terrible de tragedia.
Pero creo que usted merece una respuesta más amplia porque con toda probabilidad, usted este leyendo este artículo después de haber experimentado la pérdida de un niño, o quizás usted sea una persona en una posición, como yo lo he estado en muchas ocasiones como pastor, de aconsejar o animar a alguien quien a perdido un niño. Mi corazón se duele con cualquier padre quien pierde a su hijo y esto me motiva a buscar en las Escrituras sobre este tema para poder extender mi mano y ofrecer palabras bíblicamente fundamentadas de alivio y aliento.
También sospecho que nuestra necesidad de respuestas a preguntas acerca de la muerte de un niño comenzará a crecer. Cuando nuestra nación contempla el papel que tenemos que tomar para enfrentar los desastres naturales, hambre y situaciones de sufrimiento en sitios lejanos, la pregunta siempre resurge “¿Qué hay acerca de los niños que han muerto o que están enfrentando una muerte cercana?”
Cuando nuestra nación considera la guerra, la pregunta resurge: “¿Qué hay acerca de los niños inocentes que han muerto?”
Cuando contemplamos la muerte del niño –muchos de quienes son miembros de familias en culturas que practican religiones falsas o que no participan en ninguna religión- la pregunta surge en los corazones de muchos cristianos: “¿Qué sucede con aquellos pequeñitos?”
Nuestra preocupación relacionada a la muerte siempre parece ser más profunda y angustiosa cuando estamos tratando con la muerte de un niño. Un accidente o enfermedad parece especialmente trágica y conmovedora cuando la vida de un pequeño se pierde.
Millones están Muriendo… ¿o están viviendo?
La triste y gran realidad es, en toda la historia, cientos de millones, quizás billones, bebés no nacidos, recién nacidos y niños jóvenes han muerto. Millones están muriendo en nuestra época.
En la creación original, Adán y Eva vivían sin la realidad de la muerte. De acuerdo a Génesis 1:26-28, se le fue dada a la humanidad el poder de producir vida en un mundo sin muerte. Se esperaba de Adán y Eva que se “fructificaran y se multiplicaran” –para procrear y llenar la tierra con hijos, quienes nunca conocerían la muerte. El plan original de Dios era que todas las vidas que se concibieran vivirían por toda la eternidad.
Cuando Adán y Eva pecaron, la muerte vino a ser realidad. Al curso de la muerte en la vida de los padres originales vino a ser curso de la muerte en la vida de cada individuo que fuera concebido. La muerte vino a ser la realidad no solo para los maduros, sino para los inmaduros también. Desde los primeros días de la historia hasta el presente, no es del todo una exageración especular que la mitad de todas las personas que se han concebido mueren antes de la madurez alcanzable.
Recientemente leí una estadística bastante alarmante:
  • Cerca de 25 por ciento de todas las concepciones no completaron las veinte semanas de embarazo. En otras palabras, al menos uno de cuatro personas concebidas murió en la matriz. Setenta y cinco por ciento de estas muertes ocurrieron en las primeras doce semanas.
  • Muerte perinatal (muerte al momento de nacer) continúan ocurriendo en números masivos alrededor del mundo, aun con los avances de la ciencia médica moderna. Una de las organizaciones médicas reporto que 4,350,000 bebés murieron al nacer en el año 1999, pero muchos expertos creen que la figura real es mayor es aún mayor. Ellos estiman que cerca de 10 millones de bebés murieron al nacer alrededor del mundo cada año, siendo que cada vez se reportan más perdidas.
Los más altos índices de mortalidad de infantes, claro, tienden a ocurrir en las naciones más pobres y más primitivas, especialmente en África y Asia. Estas naciones son también las más paganas. Afganistán, por ejemplo, el índice de mortandad infantil es de al menos 150 bebés de cada 1,000. En Angola, el índice es aun más alto -200 bebes de cada 1,000 mueren al nacer o muy pronto después de nacer. Y luego están las horrendas estadísticas de abortos con las que todos estamos familiarizados.
Si usted comienza a agregar los millones de todos los años de la historia, hay incontables billones de personas quienes han pasado a la eternidad antes de llegar a la madurez.
¿Dónde están las almas de todas estas personas? Ellos o están poblando el infierno en un índice increíble, poblando el cielo a un índice increíble ó quizás poblando tanto el cielo como el infierno al mismo índice increíble. ¿Cuál de ellos?
Necesitamos Respuestas Arraigadas en la Verdad
“¿Esta mi bebe en el cielo?”
Si alguien le hace esta pregunta, ¿como le respondería?
Existen aquellos quienes responderían a esta pregunta en sentimentalismo o de lo que ellos esperan sea la verdad. De ser presionados, el único argumento que ellos probablemente darán es que ellos no quieren creer que Dios rechazaría a un precioso pequeñito. Un universalista pronto respondería porque él cree que todos irían al cielo al morir. En el otro final del espectro están aquellos quienes creen que un niño no nacido no tiene alma y por lo tanto no tiene un destino eternal. En medio de ellos están aquellos quienes sostienen una variedad de opiniones y creencias. Algunos declaran que solo ciertos infantes “elegidos” van al cielo, mientras que los “no elegidos” sufren un castigo eterno. Otros creen que el bautismo infantil inocula al niño en contra del infierno y le asegura un lugar en el cielo, pero ellos dejan las almas de aquellos quienes mueren antes de nacer. Aun otros creen que todos los niños quienes mueren van al cielo porque Dios soberanamente escoge extender Su gracia especial hacia ellos.
Mi respuesta a Larry King pareciera ser muy pronta, hasta charlatán, para usted al leerla. Pero no era una respuesta improvisada. Muy temprano en mi ministerio, confronté esta pregunta acerca del destino de los pequeños que mueren. Mi búsqueda por una respuesta arraigada en la Escritura comenzó en una secuela de una crisis en un sábado por la mañana.
Para entonces, tenía mi estudio de pastor que tenia vista hacia el patio de nuestra iglesia. La señal en la puerta de patio de cristal de deslizamiento claramente decía "oficina del Pastor". No debería sorprenderme, por tanto, por lo que sucedió aquella mañana cuando me senté en mi estudio para dar los últimos toques al sermón de la mañana próxima.
Una mujer vino hacia la puerta de patio y tocó. Rápidamente me precipité a abrir la puerta solo para escucharla exclamar con gran angustia “¡Por favor venga! ¡Creo que mi bebé ha muerto!”
Pronto la seguí a su casa solo a unas cuantas puertas debajo de la iglesia. Y desafortunadamente, al entrar a su casa encontré a su pequeño hijo yaciendo sin vida en su pesebre.
Me escuché diciendo a esta joven madre afligida lo que yo creía que eran palabras de aliento: “Su bebé esta en el cielo. El está seguro en los brazos de Dios”
Ella lloró incontrolablemente al principio, pero luego, al penetrar las palabras en su espíritu, ella se puso más tranquila. Me quedé con ella hasta que los trabajadores de emergencia y sus familiares cercanos pudieran llegar para estar con ella y luego regresé a mi estudio –sacudido por la brusquedad de la interrupción, por la finalidad de la muerte de aquel pequeño bebé y también por lo que le había dicho desde mi corazón de pastor.
En los días siguientes, reflexiones varias veces en esta experiencia. Intuitivamente sentía que le había dicho lo correcto a esta madre desconcertada y dolorida, pero también tenía un fuerte impulso de conocer con certeza de que le había dicho la verdad a ella. ¿Estaba soportado por la Palabra de Dios lo que le había dicho a ella? ¿O le había dicho solo lo que yo creía que la pudiera alentar y calmar de la desesperación emocional de aquel momento?
Comencé a estudiar en las Escrituras acerca de la muerte de los niños y bebés –incluyendo aquellos que mueren en la matriz, aquellos que mueren al nacer y aquellos que nunca crecieron mentalmente hasta el punto de ser capaces de discernir lo correcto e incorrecto. Y es a causa de este estudio que llegué a las conclusiones presentadas en este libro. Debo advertirle que este no es un libro sentimental de alivio. Debido a que estoy convencido de que solo el verdadero alivio proviene de la Palabra de Dios, estaré citando tópicos como el pecado, la edad de ser responsable y la predestinación. Creo que usted estará agradecido por este acercamiento al final porque usted no necesita depender en un sentimiento o en buenos deseos de paz de mente y corazón; usted será capaz de depender de la Palabra de Dios. Las emociones van y vienen, pero la verdad de la Palabra de Dios es completamente consistente y segura.
Mi respuesta a Larry King no era una respuesta azul a una pregunta azul. Era una declaración de mi verdadera convicción basada a través de un cuidadoso estudio de la Escritura a través de los años.
“Cielo instantáneo” es verdaderamente el destino de los bebes y los niños. Permítame decirle porque esto es verdad.
¿Qué podemos decir con certeza a aquellos con brazos vacíos?
Lily despertó más temprano de lo usual aquella mañana, y su primer pensamiento fue ir a la cuna de su hija. Ella había dado a luz a su bebé Eunice tres días antes, y Lily tenía un gran sentimiento de satisfacción al tener a su hija junto con sus dos hijos traviesos. Desde el principio, sin embargo, la pequeña Eunice estaba decaída y pálida, a diferencia de sus hermanos después de sus nacimientos. Ella parecía temblar con frecuencia, junto con un frío profundo en su interior, sin embargo Lily y la partera quien la atendía no pudo detectar fiebre. Debido a su preocupación de que podía estar fría, ella mantenía su cuna cerca del fuego.
La preocupación inmediata de Lily fue cuando ella entraba en la sala aquella mañana, el fuego se había apagado –ni siquiera un brillo rojo se veía en los carbones. Ella inmediatamente y apresurada saco a Eunice de la cuna sintió un instinto maternal agobiante que la cubrió con su propio calor. Para su horror, le bebé estaba tiesa y sin vida. En algún momento cuando Lily revisó a su bebe a la 1:00 en la mañana y luego ir por ella a las 5:00, Eunice murió.
La tristeza de Lily despertó a su esposo y a sus hijos. Ella no podía ser consolada y por horas ella se negó a soltar a Eunice de sus brazos y ella se mecía de un lado para el otro sollozando en voz alta. Finalmente su esposo Marvin, dijo a los hijos: “Necesitamos dejar a mamá sola por un rato”. Los tres juntos se acercaron al fuego de la chimenea, cerca del la puerta de la sala y dejaron a Lily afligirse hasta llorar todas las lagrimas que ella pudiera. Ella eventualmente cayó en un sueño profundo, y fue entonces cuando Marvin pudo tomar a la bebe de entre sus brazos y llamar tanto al predicador como al doctor local.
Un simple servicio de funeral fue realizado aquella fría tarde del siguiente día. El predicador dijo algunas palabras cuando el pequeño ataúd bajó a tierra y la familia regresó a casa al silencio de un hogar normalmente ocupado por la risa, la calidez y el aroma de de la cocina casi constante de sopas y guisados de Lily.
La noticia pronto circuló en la comunidad rural de que Lily había dado a luz un bebé y solo había vivido tres días. La gran mayoría de vecinos y amigos supieron de la pérdida solo después de que Eunice fue sepultada. Algunos nunca mencionaron el nacimiento a Marvin o a Lily. Solo un muchacho fue con sus hijos a la escuela y les dijo: “supe lo de tu hermana. Siento lo que sucedió”. Solo un puñado de sus amigos y miembros feligreses llamaron a Lily y a Marvin a su casa.
Una esposa llamó a Lily para decirle: “fue lo mejor. Es mejor para usted que olvide lo que sucedió. No necesitamos volver a hablar acerca de esto.”
Lily no podía imaginar como podía olvidar todo. ¿Y porque no debería nunca hablar acerca de su hija de nuevo? Eunice había vivido dentro de ella por nueve meses, si solo había salido por tres días. Ella era una persona y un miembro de la familia y Lily creía que sus bebé debería ser recordada por todos los que la amaron.
Otra mujer le dijo: “estuvo muy mal que permitieras que ese fuego se apagara”.
Lily estaba impresionada de que sus amigos pudieran pensar que ella había asesinado a su propia hija por negligencia. Ni siquiera se había dado cuenta hasta ese momento el considerar que su bebé había muerto debido a que ella no pudo permanecer despierta y mantener el fuego.
La peor cosa que Lily pudo escuchar después de la desgracia de la muerte de su hija, sin embargo, fue algo que ella escuchó por casualidad a una mujer diciéndole a Marvin: “Dios no quería que Lily tuviera una hija”.
Lily se sintió aplastada desde el fondo de su alma. ¿Qué clase de Dios podía ser tan cruel como para confiar en Lily en un embarazo, y luego pensar en Lily como inapropiada para ser madre de manera que El inmediatamente tomaría al bebe de la cual ella no quiso?
En muchas maneras, Lily nunca se recuperó de la vida y la muerte de su pequeña hija. No había explicación por la enfermedad y muerte de su bebé –su nacimiento en el primer parto del vigésimo siglo y nadie aun ha acuñado la frase “el síndrome de muerte infantil repentina”
Lily -quien una vez que fue conocida en el área como muy vivaz, amante de las diversiones, como una mujer llena de vida- vino a ser quieta, retraída y perpetuamente triste. Sin los recursos y sin la consejería fácilmente disponible el día de hoy, Lily permaneció en depresión por varios años. Una noche, sin que su esposo se diera cuenta ella dejo su casa, y caminó un largo tramo en medio de una tormenta de nieve. El frió que pasó se convirtió en neumonía y sin mostrar voluntad alguna de desear vivir, Lily murió dos semanas después –en casa, solo a unos pasos de la cuna vacía permanecía en su lugar junto a la chimenea.
La historia de Lily se repite incontables veces alrededor del mundo, cada día. Los bebés nacen. Los bebés no se desarrollan. Los bebés mueren después de unas horas o de días.
En algunos casos, la causa en la muerte es conocida –y en miles de casos más alrededor del mundo la causa nunca es conocida.
Los padres tienen reacciones intensas a la muerte de un niño. Estas reacciones, sin embargo, son fácilmente reconocidas o dirigidas por el público en grande y como resultado, estas reacciones son a menudo privadas, intensas y sin resolver.
·  60% de los padres se sentían enojados.
·  o 50% de los padres y 90% de las madres se sentían culpables.
·  o 75% estaban irritados.
·  o De 60% a 75% los padres perdieron el apetito y del 805 al 90% tenían dificultad en dormir.
·  o De 95% a 100% de los
Algunos años hacia atrás leí un artículo titulado “Reacciones Mentales a la Muerte Perinatal” que relataba las estadísticas relacionadas a las reacciones de los padres en el funeral de la muerte de un bebé:
o padres sentían una profunda tristeza.
Mientras que muchas de estas estadísticas pudieran estar a la línea de otras estadísticas relacionadas a como las personas lloran, las estadísticas relacionadas a la culpa y al enojo son significativamente altas.
Cuando usted considera que millones de bebés mueren cada año, el dolor experimentado por aun millones de padres más, crea algo semejante a una sombra en el alma de nuestra nación –de hecho, en el alma del mundo.
¿Dónde está la esperanza en estos padres?
¿Cuál es la respuesta de la Palabra de Dios?
De una cosa estoy seguro. La familia de Lily, sus amigos y la iglesia debían consolarla con respuestas de la Biblia más que con preguntas acerca de porque Dios permitió que la bebé muriera y que si Lily tuvo o no la culpa de ello. Sobre todo, ella necesitaba que se le diera la verdad de la Palabra de Dios.
Usted Merece una Respuesta de la Palabra de Dios
Algunos años hacia atrás se me pidió que participara en un panel de una gran conferencia. Otros tres pastores estaban conmigo en este panel de preguntas y respuestas. Una de las preguntas que surgieron de la audiencia fue: “¿Qué le sucede a los bebés cuando mueren?” la respuesta de los otros tres pastores fue, esencialmente: “no lo sé”.
Casi desmayé. ¿Cómo podía una persona ser pastor y no tener una respuesta a esta pregunta? ¿Cómo puede un pastor ofrecer un consejo o ánimo a aquellos a quienes han experimentado la pérdida de un niño a menos que él o ella tuviera respuestas a las preocupaciones de un corazón adolorido?
Cuando llegó mi turno para contestar dije: “Ellos van al cielo”. Luego compartí una explicación de la Escritura.
Aquellos que están dolidos merecen una respuesta compasiva enraizada en la verdad de la Escritura. Los padres la necesitan, los miembros de la familia la necesitan, los amigos la necesitan, los pastores y consejeros la necesitan. Y como lo he aprendido, las respuestas de la Escritura sin un consuelo caerán en oídos sordos, y el consuelo sin la Escritura nunca sanará completamente ni levantará un corazón adolorido.
Cuando miramos dentro de la tumba de un pequeñito, no debemos poner nuestra esperanza y confianza en una falsa promesa, en una teología no bíblica, en la inestabilidad del sentimentalismo, o en el frío análisis de la lógica humana. Sino que, debemos mirar a lo que la Palabra de Dios tiene que decir sobre este tema. Somos llamados a ser fieles en la Palabra y a poner nuestra fe en Cristo. Somos desafiados a clamar las promesas de las Escrituras y a vivir en la seguridad de la gracia de nuestro Señor. Necesitamos palabras del cielo en la muerte de un niño.
Nuestra respuesta de la Escritura comienza con una muy simple pero tan importante declaración: Cada vida concebida es una persona.
La Biblia es muy clara en este punto: La vida comienza con la concepción. Cualquier muerte que ocurre después del momento de la concepción es la muerte de una persona. Y las personas tienen almas eternas. Cualquier cosa que podamos decir debe estar basada en esta verdad fundamental.
La Escritura nos da seis poderosas verdades acerca de la personalidad de cada niño concebido.
Seis Verdades Preciosas Acerca de Su Vida y la Vida de Su Bebé
Uno de los pasajes más confortantes en toda la Biblia es el Salmo 139. David escribe elocuentemente acerca de la manera en que Dios lo mira y a cada ser humano:
¡Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos! ¡Cuán grande es la suma de ellos! Si los enumero, se multiplican más que la arena; Despierto, y aún estoy contigo. (vv. 17-18)
David enormemente valora los “pensamientos” de Dios hacia su vida. El los llama preciosos. El toma alivio y deleite en el hecho de que los pensamientos de Dios hacia él son muy numerosos para poderlos contar.
¿Cuáles son estos pensamientos preciosos de los cuales se refiere David? David identifica seis verdades profundas en lo versos anteriores de este salmo.
1. Dios conoce todo acerca de usted antes de la concepción. La primera declaración de David que hace en el Salmo 139 es que el Señor conoce todo acerca de él. El comienza este salmo con estas palabras:
Oh Jehová, tú me has examinado y conocido. Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme; Has entendido desde lejos mis pensamientos. Has escudriñado mi andar y mi reposo, Y todos mis caminos te son conocidos. Pues aún no está la palabra en mi lengua, Y he aquí, oh Jehová, tú la sabes toda. (vv. 1-4)
David nota que el Señor conoce cada detalle de cada momento de su vida, aun cuando el se sienta y se levanta. Dios conoce sus pensamientos, sus llegadas y sus salidas, sus hábitos y sus inclinaciones y sus rasgos de personalidad. La frase “no está la palabra en mi boca” significa “aun antes de que hable o sea capaz de hablar”. David dice que el Señor conoce lo que podría decir aun antes de que el abra su boca para hablar, aun antes de que el pueda formar palabras en su boca.
Lo mismo es verdad para usted y para mí. Dios está íntimamente en conocimiento con cada detalle de su vida, desde la concepción hasta el momento en que usted pase a la eternidad. El conoce todo lo que dice, hace, piensa y siente. De hecho, El conoce todo acerca de usted aun antes de que usted tuviera palabras en su boca o pensamientos en su mente, aun antes de que usted pudiera caminar o actuar por su cuenta.
2. Dios esta activamente involucrado en su vida. David afirma en el Salmo 139 que el Señor tiene un plan y propósito para cada vida. El controla las cosas que nos suceden, en nosotros, alrededor de nosotros y a través de nosotros. David escribe:
Detrás y delante me rodeaste, Y sobre mí pusiste tu mano. Tal conocimiento es demasiado maravilloso para mí; Alto es, no lo puedo comprender. (vv. 5-6)
Nadie se puede apartar del rol activo de Dios en su vida. El Señor está arriba, abajo, y alrededor. Estamos firmemente y completamente dentro de Su control en cada momento de nuestra existencia. Dios está completamente en control de nuestras vidas. Así mismo, El está en completo control, de la vida de su pequeño.
Para la vasta mayoría de aquellos quienes han concebido, evitar la muerte es muy difícil. Las fuerzas de la muerte son muy poderosas en contra de un bebé concebido, aun dentro de la matriz. Muchos son abortados o tuvieron un aborto. En áreas pobres y primitivas del mundo, las fuerzas de la muerte también son muy poderosas en contra de ellos en contra de un bebe al nacer y en los meses que le siguen inmediatamente después de nacer. Para vivir y prosperar incluye una intensa lucha –la vida está lejos de un “dar” automático.
El éxito del nacimiento de cualquier bebé está relacionado en las Escrituras como un acto autorizado por Dios. En los salmos podemos encontrar también estas palabras de David:
Pero tú eres el que me sacó del vientre; El que me hizo estar confiado desde que estaba a los pechos de mi madre. Sobre ti fui echado desde antes de nacer; Desde el vientre de mi madre, tú eres mi Dios. (Salmo 22:9-10).
La decisión acerca de si un bebé nace o muere es la decisión de Dios. El permite la concepción. El permite el nacimiento. El también permite la muerte en el nacimiento. El permite todo lo que guarda sus propósitos. Ni la muerte ni la vida ocurren aparte de los propósitos de Dios.
Dios esta activamente involucrado en cada evento de cada vida, incluyendo si un niño nace o muere en la matriz, y si un niño vive después de nacer o muerte al nacer.
3. Dios nunca cesará de tener conocimiento de usted. El Señor nunca olvidará, ni pasará por alto o perderá de vista a alguien. David escribe:
¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia? Si subiere a los cielos, allí estás tú; Y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás. Si tomare las alas del alba Y habitare en el extremo del mar, Aun allí me guiará tu mano, Y me asirá tu diestra. (Salmo 139:7-10)
Usted no puede ir a ningún lugar sin que el Señor conozca donde precisamente se encuentra. La misma verdad es para su bebé.
4. Dios nunca está limitado en Su entendimiento. Nada puede provocar que Dios disminuya su entendimiento acerca de su vida. Metafóricamente hablando, la luz nunca puede ponerse débil como para que Dios falle en verlo a usted completamente. Nadie puede jamás caer en cualquier situación o circunstancia que esté protegida de la mirada de Dios. David escribe:
Si dijere: Ciertamente las tinieblas me encubrirán; Aun la noche resplandecerá alrededor de mí. Aun las tinieblas no encubren de ti, Y la noche resplandece como el día; Lo mismo te son las tinieblas que la luz. (Salmo 139: 11-12)
Dios sabe tanto acerca de usted en los primeros momentos después de su concepción como El conoce acerca de usted el día de hoy. Él lo ve total y completamente en el contexto de la eternidad, no en el tiempo. Él lo ve en detalle así como El lo hizo, y esta perspectiva en su vida no es en ninguna manera inhibida, impedida o bloqueada por cualquier circunstancia o experiencia que pueda venir sobre usted. Lo mismo es verdad para su bebé.
5. Dios es su Creador personal. Usted puede pensar que sus padres son responsables de haberlo hecho como usted es ahora, pero la Palabra de Dios dice lo contrario. La Biblia declara que Dios es el Creador de toda vida. El es el Único quien tejió las hebras del DNA que hacen que su código genético este unido. El es el Único quien hizo en usted todos los rasgos de personalidad, habilidades, talentos y dones espirituales que usted tiene. El es el Único quien le dio a usted la sonrisa de su madre, los dedos de su padre, los hoyuelos de su abuelo, o los ojos de su abuela. David escribe perfectamente:
Porque tú formaste mis entrañas; Tú me hiciste en el vientre de mi madre. Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; Estoy maravillado, Y mi alma lo sabe muy bien. No fue encubierto de ti mi cuerpo, Bien que en oculto fui formado, Y entretejido en lo más profundo de la tierra. (Salmo 139:13-15)
Usted puede pensar que usted “hizo” a su bebé. No es así. Dios hizo a su bebé y le dio aliento de vida. Su niño es Su creación.
6. Dios personalmente planeó su destino. Dios suma sus días y autoriza Su propósito especial para ellos. David escribe:
Mi embrión vieron tus ojos, Y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas Que fueron luego formadas, Sin faltar una de ellas. (Salmo 139:16)
La misma verdad es para su bebé. Dios conoce precisamente cuánto tiempo va a vivir su bebé y para que propósito su bebé vivirá. El destino de su hijo lo es y está en Sus manos.
La palabra del Señor vino al profeta Jeremías en una manera muy similar a la experimentada por David. Al principio del pasaje de la profecía de Jeremías leemos:
Vino, pues, palabra de Jehová a mí, diciendo: Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones. (Jeremías 1:4-5)
El profeta Jeremías sabía quien era. No solo sabía que era el hijo de Hilcías, sino algo más importante, él sabía que él había sido creado por Dios para los propósitos de Dios.
Note el número de veces que el Señor personaliza Su declaración a Jeremías. El dice: “Antes que te formase en el vientre te conocí. Y antes que nacieses te santifiqué. Te dí…”. El Señor no consideró a Jeremías que fuera algún tipo de “carne anónima”. Jeremías era una persona, conocida completamente por el Señor, formada individualmente por Dios y apartada por Dios para Sus propósitos.
Este entendimiento refleja la verdad en el Salmo 139 cuando David dice: “Mi embrión vieron tus ojos, Y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas Que fueron luego formadas, Sin faltar una de ellas.” (Salmo 139:16).
Desde la matriz, usted es una persona a los ojos de Dios. El conoce a quien está creando para serlo. –El conoce el plan completo y propósito para su vida, sus talentos, sus capacidades potenciales, sus deseos y sueños, su personalidad y cada detalle de su carácter como un individuo único.
El profeta y heraldo de Jesucristo, Juan el bautista, fue otra persona de quien la Escritura expresamente dice que tenía un destino único desde el tiempo en que estaba en el vientre de su madre. Un ángel habló a Zacarías, el padre de Juan, acerca del bebé que un no se concebía: “porque será grande delante de Dios. No beberá vino ni sidra, y será lleno del Espíritu Santo, aun desde el vientre de su madre. Y hará que muchos de los hijos de Israel se conviertan al Señor Dios de ellos.” (Lucas 1:15-16, énfasis añadido).
Juan no solo fue cread por Dios, sino también llamado por Dios, quien diseño su propósito en la tierra para comenzar a funcionar desde antes que el naciera.
Esta palabra profética para Zacarías fue cumplida. El evangelio de Lucas registra el encuentro entre María, quien estaba embarazada con Jesús, y su prima Elizabeth quien estaba embarazada con Juan el bautista. Elizabeth dijo: “Porque tan pronto como llegó la voz de tu salutación a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre.” (Lucas 1:44). Aun en el vientre, incapaz de hablar y de dar respuestas racionales, Juan el bautista fue capaz de responder, provocado por el Espíritu, a la presencia de su Señor. Su madre supo que “saltó” y que su salto fue “de alegría” de que María pariría al Mesías.
El apóstol Pablo dijo de sí mismo: “Pero cuando agradó a Dios, que me apartó desde el vientre de mi madre, y me llamó por su gracia, revelar a su Hijo en mí, para que yo le predicase entre los gentiles, no consulté en seguida con carne y sangre” (Gálatas 1:15-16, énfasis agregado). Pablo creía que él había sido conocido totalmente por Dios y le pertenecía totalmente a Dios desde el vientre de su madre. Su propósito fue establecido aun antes de nacer.
Dios conoce quien es usted desde el vientre de su madre. Y El conoce quien es su hijo. El también conoce el destino completo y propósito para cada niño.
¡Que verdades tan preciosas son estas! ¡Que esperanza extraordinaria podemos tomar de estos versos! Dios conoce todo acerca de su bebe y está íntimamente involucrado en cada aspecto de la creación de su bebé desde el momento de la concepción. Su bebe nunca ha estado detrás del cuidado amoroso y preocupación –o del ojo atento- del Señor. Su bebé es Su creación. El destino de su bebé es según su propósito y plan cuidadosamente forjado.
Dios lo usó para traer a la realidad de la vida de la personalidad de Su hijo.
Dios está presente en cada concepción. El está íntimamente involucrado en cada momento de cada vida que El permite que sea concebida.
Dios supervisa y protege cada vida que El permite que exista. El coloca cada vida en el contexto de Su propósito y plan eterno.
Un Plan Especial Para Cada Vida
“Pero”, usted puede decir, “Jeremías fue un caso especial. El era un profeta y sabemos por la Escritura, que el creció y obedeció a Dios y cumplió el propósito de Dios para su vida. David también fue un caso especial. El fue ordenado para ser rey desde su juventud y sabemos que él tenía un corazón conforme al corazón de Dios en su vida. Juan el bautista y el apóstol Pablo eran personas especiales escogidas por Dios para propósitos especiales. ¿Qué hay de mi hijo?”
Su hijo es igualmente especial.
Dios tiene un propósito y plan único para cada niño concebido. Quizá no comprendamos su plan completamente. Quizás no seamos capaces de comprender los propósitos de Dios. Pero podemos conocer con fe que nuestro perfecto Dios no se equivoca. El no permite una concepción que este lejos de Sus soberano plan y propósitos.
Permítame compartir con usted un testimonio que recibí de una joven pareja en nuestra iglesia –Marcos y Diana. Su carta reciente que me llegó es un testimonio vibrante, honesto y lleno de fe de que Dios tiene un plan y propósito para cada niño, aún el niño que nazca con problemas mentales o deformidades físicas.
Siglos atrás, y aun el día de hoy en algunas culturas primitivas, un bebe nace con cualquier clase de anormalidad que lo llevan a morir. Se cree que la muerte fue mejor para tal niño que la vida. Aun en nuestra sociedad, existen aquellos que dicen: “es una lástima que su madre no abortara”.
¿Es mejor para un bebe morir? ¿De acuerdo a quien? Y ¿Mejor para quien? Solo Dios sostiene la autoridad para determinar la vida y la muerte. Debemos asumir que si un niño con problemas, en tales o físicos vive después de nacer, el Señor quiere que tal niño deba vivir en esta tierra. Las principales personas quienes se beneficiarán de la vida del niño son aquellos quienes cuidan de tal niño. Nuestro Señor soberano siempre tiene un plan y propósito para cada vida. Y para aquellos quienes le pertenecen a Él a través de la fe en Jesucristo, Su camino es siempre para nuestro bien eternal y Su gloria eternal. ¡Siempre!
Marcos, el padre del bebé, escribió:
Betania vino a nosotros en Septiembre hace cinco años. Ella era como todos los niños, un regalo del Señor. Ella era nuestro tercer regalo –nuestra aljaba estaba llena. No paso mucho después que nació, sin embargo, que ella estaba inquieta. Las enfermeras tardaban demasiado para bañarla. No teníamos idea de ella estaba en la unidad de cuidados intensivos.
Mi esposa, Diana, nunca se estremecía en el clamor de UCI con todo el parpadeo, timbres, y el ajetreo alrededor de Betania. Ella permaneció cerca de su nueva hija con el mismo deleite, admiración y amor cariñoso y el afecto que ella había mostrado a sus otros dos hijos. Yo, por el otro lado, necesitaba seriamente calmarme. Yo murmuraba acerca de su futuro y que podía estar involucrado y en como debíamos acercarnos a su vida.
El día después de que Betania nació, ella fue diagnosticada como una bebe con síndrome de Dawn. Solo la soberanía de Dios nos sujetaba del colapso. Criticábamos a cada una de las otras familias, tiemble y tiemble, y luego orábamos por guianza. Unos días después vino a mis sentidos a través de la ayuda de más oración en la presencia de mis amigos. Me di cuenta que Ventana no era un síndrome sino nuestra hija –ella era un don de nuestro amoroso y sabio Padre.
El nacimiento de Betania comenzó un maravilloso viaje para nuestra familia. Descubrimos un caminar cercano con Dios. La compasión de Dios se movió entre nosotros al deleitarnos en el cuidado de ella y recibiendo su amor. Fuimos animamos por la aceptación de Betania por aquellos en nuestra iglesia y fuimos llenos de gozo y entusiasmo por el futuro de Betania. Podría continuar con más páginas de las ocasiones especiales que compartimos con ella, las bendiciones que recibimos, la sabiduría que recibimos y la cercanía que sentimos con nuestro Salvador y Señor.
Al acercarse la navidad del 2000, el ajetreo de nuestras vidas se intensificó. No teníamos idea, sin embargo, de que esta sería la navidad que cambiaría nuestras vidas para siempre…
Betania se convirtió en tres, y ¡que carga era! para un bebe, débil, frágil y perezoso, ¡se había hecho una pequeña entrometida corriendo y parloteando contenta! Estaba asistiendo a un jardín de niños y estaba rodeada de amigos en la iglesia.
Sabíamos inmediatamente que algo estaba mal cuando Betania se despertó enferma y no tenía ganas de jugar, y luego esa noche, no podía dormir y no podía parar de su llanto triste. Llevamos a Betania al centro de atención médica de emergencia al siguiente día,  luego una vez más al siguiente día, y luego una vez más los siguientes dos días, el cual era navidad.
Ninguno de los doctores que veían a Betania nos podía decir que era lo que la estaba afligiendo. No fue sino hasta después de muchas pruebas médicas y de mucha observación que ella fue diagnosticada con leucemia en la víspera del año nuevo. Caí en la cama con ella aquella noche para abrazarla después de gatear en la cama del hospital. Para aquel momento, su dolor era tan grande que ella no se podía mover caminando sola. La cantidad de morfina que se le había puesto en su pequeño cuerpo era tremenda y aun así, ella no estuvo quieta hasta aproximadamente las tres en punto en la mañana. Sus pulmones se detuvieron poco a poco aquella noche y las enfermeras entraron corriendo para sacudirla nuevamente para que respirara. Desde el día del diagnóstico, nuestras vidas se intensificaron grandemente. Nos volvimos completamente dependientes de la ayuda de Dios el Padre para cada día.
Diana estaba fuerte en su servicio a Betania y creía que Dios sanaría su bebé. Me sentía vacío. Caminaba con una sensación de dolor en mi cuerpo, y me sentía que cualquier momento me pondría en pánico o miedo. Quería pelear, proteger, y preservar la vida de mi pequeña niña y se sentía completamente confundido y desconcertado que no podía hacer nada que pudiera detenerla de enfermarse cada vez más. Estaba humillado hasta el punto de sentirme completamente inútil, incluso como otros alrededor de mí –y yo también- que esperaban que fuera capaz de actuar con ánimo, dando un consejo sabio a mi familia y sirviendo a Dios.
Una vez que los días festivos terminaron, los médicos idearon una “plan” para el cuidado de Betania. Estábamos animados que su pronóstico era que Betania tuviera el 90 porciento de sobrevivir. Los médicos prescribieron un curso de quimioterapia que seguimos por los siguientes once meses. Los últimos tres meses fuimos capaces de administrar la quimioterapia en la casa. Aun cuando Betania perdió su bello pelo y tenía un tubo de plástico que salía de su pecho que llegaba a la vena principal de su corazón, ella no tenía reservaciones para llevar la vida alegremente.
Betania estaba programada para que la línea central de su quimio fuera quietada en octubre, justo antes de su cuarto cumpleaños. Después de unas semanas de doble chequeo los resultados de su mes diez de régimen de quimioterapia, fuimos aplastados en encontrar que la leucemia estaba de regreso. Los doctores ahora le daban de un 30 a 50 por ciento de oportunidad de sobrevivencia.
Poco después de esto, fuimos al Lago Castaic a disfrutar el aire libre juntos como familia. Nunca olvidaré aquel día. Betania estaba asustada ante la oportunidad de subir las colinas cercanas –ella rehusó a ser cargada. Apenas podía comprender la gracia y la piedad de Dios cuando miré a mi pequeña niña de síndrome de Down, después de diez meses de quimioterapia, con su leucemia de nuevo con un En aproximadamente 41 por ciento de lo que había sido antes –teniendo la fuerza y entusiasmo que ella tenía. Dios estaba enseñándonos a confiar en Él y a seguir Su voluntad paso a paso.
Aquella noche, encontré a Betania sentada en el piso, ocupada con sus juguetes. Me senté junto con ella en el piso a jugar. Ella estaba preciosa –gratos recuerdos comenzaron a inundar mi mente de momentos felices que compartimos. Lloré desesperadamente al pensar en perderla. Betania me acarició la cabeza y diciéndome “¿Qué pasa papá? ¿Qué pasa?” ahí estaba mi pequeña hija alegremente hablándome –siempre me parecía que ella sabía el plan de Dios para ella y estaba satisfecha con ello. Resolví dentro de mi corazón e darle lo mejor y hacer de su vida tan feliz como pudiera.
Un régimen más de quimio estaba prescrito para destruir esta leucemia resistente de su cuerpo, aun con el riesgo de dañar otros órganos. Esto debía ser seguido por un trasplante de médula ósea. Nuestro hijo Christopher resultó ser un candidato perfecto para el trasplante. Nuestra hija Michelle no era una buena candidata del todo, pero estaría dispuesta a dar cualquier cosas por sus pequeña hermana.
La semana del trasplante, el cual vino a ser la última semana de la vida de Betania, me fue muy borroso para mí. Recuerdo a Diana llamarme a ella hacer su máximo esfuerzo para ayudar Betania respirar y descansar cómodamente. Cuando legué al hospital después de la llamada, encontré a Betania sentada en una cámara de oxígeno, y por primera vez, ella parecía dar su vida. Cuando ella estaba entubada –un tubo insertado en su garganta hasta sus pulmones- la mirada en su cara lloraba silenciosamente por ayuda. El tubo le provocaba tos y gritos por aire, pero ningún sonido se podía escuchar porque sus pulmones necesitaban aire para hacer ruido por la tos. También recordé el sonido de Diana llorando por su amor: “Betania, por favor no me dejes” mientras Betania estaba lejos de nosotros. Al final, el pequeño corazón de Betania falló, como un atleta quien había pasado corriendo hasta su límite. Todo el clamor del cuarto de UCI dio lugar a solamente el sonido de nuestros propios gemidos y sollozos. Los llantos de nuestros hijos al decirles que Betania no caminaría más con nosotros en la tierra fueron permanentemente plantados en nuestros corazones.
La lucha de Betania en contra de la leucemia había durado dieciséis meses –desde el día de navidad hasta la semana santa.
Betania dejo este mundo en mucho en la misma manera en que entró –atrapada en tubos, cables, agujas, respiradores, monitores y muchas manos atendiéndola y ojos observándola cuidadosamente monitoreando su delicada vida. Para la gran parte de su vida, sin embargo, Betania vivió libre de estas cosas. Escogimos recordar como ella vivió más que el cómo murió. Ella amaba jugar y cantar canciones con su hermana Michelle y su hermano Christopher. Ella se divertía bromeando, disfrutando libros y de la jardinería, coloreando y de los animales.
Hubo ocasiones que a través de la vida de Betania y de la enfermedad que preguntamos a Dios: “¿Qué hemos hecho? ¿Qué hemos hecho?” nos sentíamos que lidiábamos con el asunto del pecado o si algo que habíamos hecho o fallado en hacer había contribuido a la enfermedad de Betania. No hay respuestas a aquellas preguntas, y siempre venimos al punto de encontrar nuestro deseo de fidelidad y de la fidelidad de Dios incrementándose infinitamente hacia nosotros.
Betania ahora disfruta del Dios cara a cara y es perfectamente satisfecha con la vida que ella vivió en esta tierra por solo cuatro y medio años. Les decimos a nuestros hijos que Betania tomo el camino más corto hacia el cielo –una nave espacial que voló su viaje. Nosotros estamos en el vagón de tren de la vida. Solo Dios decide la longitud de nuestro viaje y la velocidad en la que viajamos. Nos animaos a nosotros mismos como familia que Betania está en la presencia de el todopoderoso Dios, sin dolor alguno, sin lagrimas y sin ninguna angustia acerca de extrañarnos. Ella ya no es más una niña de cuatro y medio años con síndrome de Down. ¡Ella está completa, y totalmente madura en el Señor! No tenemos absolutamente ninguna duda de que la veremos de nuevo tanto como veremos a Dios y Su Hijo Jesús, cara a cara. Es solo entonces, cuando verdaderamente entenderemos todos Sus propósitos para la vida de Betania, pero sabemos esto: nuestra alabanza a Dios será por la eternidad de que Su sabiduría y santidad son perfectas.
Nuestras luchas, claro, no terminan con la muerte de Betania. Luchamos para llegar a los días festivos sin ella. Lucharemos en tratar de entender que fue lo que pasó en la debilidad de nuestra propia lógica. Lucharemos en ser sumisos al plan de Dios y a servirle gozosamente hasta el día que El nos llame a cada uno a casa hacia El. Aun así, si él me pidiera que pasara por esto nuevamente –conociendo lo que sabemos- también estaríamos dispuestos a hacerlo por el bien de conocerle a Él como lo conocemos hoy. El es el Dios de la infinita gracia, misericordia, compasión y paz.
Lo siguiente es un extracto del elogio que Marcos dio en el funeral de Betania:
Yo creo que Betania fue enviada por nuestro gran Dios para enseñarnos el carácter de SU amor incondicional… Para Betania, las cosas como el síndrome de Down, la leucemia, la quimioterapia y los transplantes de médula ósea eran triviales. Si usted entraba a su vida –sea en el hospital o en la casa- ella se regocijaría en darle la bienvenida a usted y estaría igualmente entusiasta cuando la dejara.
Cuando orábamos, Betania no tenía otra manera que unir sus manos a nosotros. Su confianza era grande que ella vivió sin excusas. Cuando ella sentía que debía arrepentirse, ella se tiraba en el piso con sus manos en su cara.
Diana menudo cantaba con Betania: “Aquel que comenzó la buena obra en mi será fiel en terminarla”. Betania es ahora completa y llena de gozo puro. Podemos verla cantando alabanzas a nuestro santo Dios.
Si Betania pudiera hablarnos ahora, me sentiría confiado que ella me diría: “no os entristezcáis, porque el gozo de Jehová es vuestra fuerza.” (Nehemías 8:10).
Permítame decirle:
¿Era Betania una persona?
¿Sabía Dios todo acerca de Betania aun antes de la concepción de ella?
¿Estaba Dios activamente involucrado en su vida?
¿Tendría Dios un pleno conocimiento de ella –un conocimiento que continua hasta este día?
¿Tiene Dios un conocimiento ilimitado acerca de cada detalle de la vida de Betania?
¿Fue Dios el Creador personal de Betania?
¿Planeó Dios personalmente el destino eterno de Betania?
La respuesta a cada a cada una de estas preguntas es un rotundo “¡Sí!”.
Dios tiene un propósito especial, único, altamente personal y poderoso para la vida de Betania en esta tierra. Su vida grandemente influenció no solo a las vidas de sus padres y hermanos, sino a toda la vida de la iglesia que rodeaba a la familia. Su vida tocó las vidas de doctores, enfermeras y otros trabajadores del hospital quienes cuidaron de ella, así como sus vecinos y los amigos que ella hizo a donde ella iba. Su vida está tocando su vida hoy al leer su historia -¡así como la mía mientras la conocí!
Betania no era un “síndrome” de cualquier cosa, así como su padre sabiamente dijo. Ella era un regalo del Padre a este mundo.
La misma verdad es en su vida y en la vida de su hijo.
La primera y la cosa más importante que podemos concluir con certeza acerca de un niño es esto: Cada niño concebido es creación de Dios y amado por Dios con un propósito y destino dado por Dios.
Permita que su alivio comience con esta verdad. Dios creó a su hijo. Dios amó a su hijo y continúa amando a su hijo. El propósito y destino de Dios para su hijo está cumplido perfectamente aun si su hijo ha muerto. La realidad de esto esta mas allá que cualquier cosa que usted pueda saber completamente de este lado del cielo.


Por: John F. MacArthur
Tomado del libro: Safe in The Arms Of God


Fuente: El Evangelio Según Jesucristo

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