Medita en Cristo sin importar el costo.
Estamos viviendo en una época en donde la meditación es casi imposible. Tenemos tantos juguetes. Tanto ruido. Tantas distracciones. ¿Cuántos de nosotros aquí no tenemos un teléfono móbil en el bolsillo? Hubo un tiempo en que Jonathan Edwards podía cabalgar su caballo en el bosque y meditar en Cristo y el teléfono no sonaba.
No es algo positivo que tengas un teléfono móvil y que puedas ser contactado todo el tiempo. Y que sin importar el momento que te llamen, tú contestes. Debes tener temporadas en tu vida en las cuales apagas esa cosa.
Debes proponerte llenar tu mente, tu corazón, tu fe, tus conocimientos con Cristo. Deber ser un prioridad en tu vida. Si tienes tiempo para video juegos y para estar en tu computadora y para estar en Facebook y para escribir emails y para enviar mensajes de texto y para buscar cualquier cosa que se te pueda ocurrir. Tú dirás; "Pero estoy viendo sermones." Hermanos, un sermón en internet puede tornarse en peso si no estás tomando de tu tiempo para estar con Cristo a solas. Debes estar tú mismo, por tu cuenta en la palabra. Debes estar orando y caminando con Cristo por tu cuenta. No recibiendo todo en una cuchara. No importa. Tú dices; "Bueno, yo vi 3 sermones de Paul Washer ayer en la noche." Hermanos, eso no puede sustituir esto. Estos hombres encontraron gloria ellos mismos con Cristo. Meditando en la palabra. Sí, esas cosas pueden ser buenas, pero pueden tornarse en peso. Tienes que hacer sacrificios para ver la gloria de Cristo y por Él experimentaremos la intimidad y la gloria y el contemplar y sostenernos y ser llenos de gozo. No hay sustituto alguno.
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