En el artículo anterior planteaba de manera breve el asunto del dilema de la Navidad. A medida que los días avanzan se puede notar la presión como la ola de un Tsumani por las compras "Navideñas". De alguna manera estos días han servido, ya sea por la fecha o no, para que algunos arreglen sus casas, cosa que se hace usualmente una vez al año, y que en mi criterio es algo de provecho. Sin embargo, como la ola del Tsumani que todo los abraza con su fuerza destructiva, la presión social por las compras es terrible dando origen en algunos cristianos al afán.
No estoy diciendo que comprar es malo, pero si afirmo que dejarse llevar del espíritu compulsivo de las compras y el afán es dañino y nos mete en el cause de un río que lleva a los gastos superfluos muchas veces y a la mala administración de los recursos que Dios nos ha dado. No estoy tratando de proponer una legislación espiritual al respecto, solo advertir a los lectores que este espíritu es dañino cuando se extralimita, cuando se sale de su cause, y cuando no hay una correcta comprensión de lo que sucede en estas fechas.
Lo mismo que somos cuidadosos durante el año, si lo somos, en las compras, lo debemos hacer en estas fechas cuando la mayoría recibe ingresos extra de dinero. Los hijos de Dios debemos cuidarnos de no "...conformarnos a este siglo..." en este sentido y rogar a Dios dominio propio para no correr la misma carrera en el sentido subjetivo de la frase, sino más bien cuidar de mantener una conducta sobria en todo sentido.
No es fácil para nadie en las grandes metrópolis vivir contra la corriente consumista compulsiva, así que es en este sentido donde debemos preguntarnos si lo que estamos haciendo glorifica a Dios o no. No veo como algo malo en si mismo el intercambio de regalos entre familiares y amigos, es algo que la Biblia no prohibe, pero la Biblia si regula las intensiones y el estado en el que nuestra alma debería encontrarse. No es reprochable este asunto de los "Estrenos" para el que lo pueda hacer, pero no hacerlo no implica ningún problema para mi fe, y no debería generar afán y angustia.
El problema en si surge cuando en estas fechas el afán llega como una avalancha y los cristianos pierden su paz, y su cordura entrando a la carrera desenfrenada de los regalos y las compras. ¿Por qué algunos creyentes pierdan su paz en fechas que deberían ser dentro de una comprensión y cosmovisión Bíblica de recogimiento y paz espiritual, además de un testimonio al mundo?
El Señor bien lo dijo en Su Palabra en Mate 6: 25 Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Dios no está prohibiendo que sus hijos no trabajen para comer, porque el mismo Pablo afirma que el que no quiere trabajar, tampoco coma, tampoco está prohibiendo procurar el vestido y otras necesidades, pero si está mandando a sus hijos a: "...No afanarse..."
En ese sentido si estas fechas están generando en los hijos del Reino un afán que está prohibido por Dios, debemos examinar que es lo que está sucediendo y si estamos glorificando a Dios y comprendiendo como manejar nuestras emociones. El mandato es para toda ocasión, y nos sirve además para pasar por un filtro este mes de diciembre. Los afanados no son gente digna de lastima, los afanados son desobedientes a la ley de Dios quién en un imperativo nos dice, y por su amor para el provecho de nuestras almas: "...No os afanés..."
He visto a las personas abarrotando los supermercados, comparando de manera compulsiva, peleándose en todo lugar, angustiados porque no hay esto o aquello; y no se dan cuenta que están vivos, y que nada les falta; y que ese afán es pecaminoso y no honra a Dios ni le da gloria. ¿Ha ido a un supermercado ultimamente? ¿Estás corriendo esa carrera?
Quiero dejarte algunas sugerencias Bíblicas Mateo 6:25-34 para estas fechas:
1.- No te afanes con las compras de ningún tipo: Es un mandato no afanarse. Es tiempo de sentarse y examinar nuestra vida y ver si estamos corriendo la carrera desenfrenada del mundo. El amor a nuestra familia no debería hacernos perder la cordura y la paz al momento de ir a comprar el regalo respectivo. Un detalle, un regalo es algo especial, pero debería ser hecho para Dios y para provecho del alma, no para que nuestros cabellos tomen un tono de color verde.
2.- Comprende el valor que Dios da a la vida y al cuerpo: Dios mismo te muestra que tu vida y tu cuerpo es más valioso que la comida. Dios sustenta la vida y tu vives, no por la comida o la bebida, sino porque Dios te ha dado la vida y la sostiene en El.
3.- Observa la creación de Dios y considera su valor: Dios afirma en Su Palabra que los pajarillos del cielo, y las demás criaturas no trabajan, y Dios las sustenta. ¿Cuanto más a nosotros que somos sus hijos, y que podemos trabajar? Nada de lo que necesitamos nos faltará para vivir, y si faltara incluso nada nos podría separar del amor de Dios.
4.- Comprende que el afán no cambiará las cosas que no se puedan cambiar, y las que pueden ser cambiadas, definitivamente lo serán por la providencia, el afán es inútil. ¿Puedes añadir a tu estatura un codo? No, así que, ¿De qué te sirve afanarte?
5.- El afán es señal de falta de fe: Cuando el afán nos muerde es porque no hemos procurado usar los medios de la gracia que Dios nos ha dejado, a saber básicamente, la oración, y la lectura diligente y estudio de la Bíblia. ¿Somos hombres y mujeres de poca fe?
6.- Dios conoce mi necesidad: Dios en Su Soberanía sabe cual es mi principal necesidad. Esto lo sabremos y de ellos tendremos la convicción, cuando tengamos esa fe que solo puede venir de Dios por Su Palabra, por ello debemos ser diligentes en cultivar nuestra alma con la piedad devocional.
7.- Recuerde que la Navidad no es una ordenanza Bíblica, nunca es demandada a los cristianos ser observada. La participación de los hijos de Dios en ella es desde un enfoque diferente y esto debe ser hecho con suma sabiduría de modo que no pongamos en peligro nuestra lealtad a Jesucristo, a Su Palabra y a Su Iglesia, afin de glorificar a Dios, y ganar a algunos para la verdadera fe.
7.- Recuerde que la Navidad no es una ordenanza Bíblica, nunca es demandada a los cristianos ser observada. La participación de los hijos de Dios en ella es desde un enfoque diferente y esto debe ser hecho con suma sabiduría de modo que no pongamos en peligro nuestra lealtad a Jesucristo, a Su Palabra y a Su Iglesia, afin de glorificar a Dios, y ganar a algunos para la verdadera fe.
El propósito de nuestra existencia es una sola, "Glorificar a Dios". Todo cuanto hagamos debe ser hecho enfocado en ello. Debemos preguntarnos si El está siendo glorificado no solo en nuestras acciones sino en nuestras intensiones. Estas fechas como antes lo dije son una buena oportunidad para dejar saber a los no creyentes lo que si es el Evangelio, y una tremenda oportunidad para compartír en familia en paz, comer juntos, cantar y reír, gozar de la libertad que Cristo nos ha dado en su gracia, pero conforme a Su Palabra.
Si estas fechas están generando afán, y no paz espiritual, debemos revisar nuestros corazones y rogar a Dios Su Gracia para entender que el afán es pecado y que ello tarerá consecuencias negativas. No podemos huir de lo que sucede afuera, pero tampoco podemos imbuirnos en ello. Estamos en el mundo, pero no somos del mundo. Es triste que en estos días donde podemos tener oportunidades preciosas de edificar a la familia, y de dar testimonio de nuestra fe, el mismo mundo nos vea tan afanados como ellos están.
© Por Fares Palacios. Bautista Reformado. Usted puede reproducir y distribuir este material, siempre que sea sin fines de lucro, sin alterar su contenido y reconociendo su autor y procedencia.
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