Charles Spurgeon solía decir a sus estudiantes que un ministro que no gasta tiempo en la presencia de Dios en profunda oración y meditación de la Palabra debería de dejar el ministerio. La vida del Señor fue un ejemplo en esto, reiteradamente vemos como su ministerio terrenal fue acompañado de una intima comunión con su padre. ¿Qué es lo que nos hace pensar que nosotros podemos escapar de ello y no ser culpables con las consecuencias que con lleva? En el capítulo 23 de Jeremías El Señor hace un fuerte reproche a los falsos profetas y lo que marcaba la diferencia entre ellos y Jeremías.
Jeremías 23:18
Porque ¿quién estuvo en el secreto de Jehová, y vio, y oyó su palabra? ¿Quién estuvo atento a su palabra, y la oyó?
La pregunta es ¿Quién estuvo en el secreto de Jehová? En pocas palabras ¿Quien ha estado en la reunión de su consejo? ¿Quién ha estado presente cuando El Señor ha dictado y dicho lo que va a hacer? La diferencia era abismal entre ellos y Jeremías. Pero la única manera de estar en su consejo es estar en su presencia y estar en su presencia no es tomar unos minutos o tomar algún texto y leerlo. Es literalmente estar con Dios en su mismísima presencia escuchando su consejo. ¡Qué vital para el ministro de hoy! Provengo de una familia en donde hubo y existen pastores y recuerdo con tristeza como algunos de ellos en su ministerio comenzaron su carrera buscando el consejo de Dios, gastando tiempo en la Palabra, pero cuando la iglesia se mantuvo y era firme y no causaba tanto desgaste se volvían al letargo espiritual. Tal parecía que la obra se hubiera terminado y se sentaban (en sentido figurado) en su silla esperando que Cristo viniera. Pero ya no había poder, frescura, la búsqueda constante del consejo de Dios. Es triste decirlo pero eso está pasando con muchos pastores. Se han cansado de pelear, se conforman con sobre llevar a la iglesia, han dejado la frescura de la presencia de Dios, se han amoldado y se han quedado dormidos espiritualmente. Incluso algunos pastores tiene un dicho que dice: “tengo una iglesia de mantenimiento” o sea que solo se necesita darle mantenimiento, como un carro o una maquina.
El verso 22 dice:
Pero si ellos hubieran estado en mi secreto, habrían hecho oír mis palabras a mi pueblo, y lo habrían hecho volver de su mal camino, y de la maldad de sus obras.
Si ellos (estos falsos profetas) hubieran estado en el consejo de Dios, en su presencia buscándolo, entonces hubieran hecho oír las palabras del Señor y como consecuencia lo habrían hecho volver de su camino y de la maldad de sus obras.
LA IGLESIA EL REFLEJO DEL PASTOR.
Nuestras iglesias son el reflejo de nosotros. Es nuestro deber estar en el secreto del Señor y anunciar de manera clara su Palabra, declarando lo que está bien y lo que está mal con el único fin de apartar del mal camino y de exponer lo que desagrada al Señor.
Hay una gran diferencia entre los pastores que están en el consejo de Dios y los que no están. Regularmente aquellos que no lo están, siempre predican un mensaje que se acomode a su audiencia, tratando al máximo de no ofenderlos, predicándoles lo que quieren oír.
Jeremías 23:16,17
16 Así ha dicho Jehová de los ejércitos: No escuchéis las palabras de los profetas que os profetizan; os alimentan con vanas esperanzas; hablan visión de su propio corazón, no de la boca de Jehová.
17 Dicen atrevidamente a los que me irritan: Jehová dijo: Paz tendréis; y a cualquiera que anda tras la obstinación de su corazón, dicen: No vendrá mal sobre vosotros.
Cuando tenemos el consejo de Dios y hemos estado en su presencia lo único que se escuchara será: ¡ASÍ DICE EL SEÑOR!
Cuantas veces vemos como el predicador gasta su tiempo en “contar chistes” a su audiencia o de hablar de cosas vanas y sin importancia. Ese es un ejemplo de un hombre que no está en el consejo de Dios. Gasta el precioso tiempo del Señor en cosas desagradables y vanas. Por esa razón tenemos gente que no es alimentada, ni pastoreada. Lo único que pueden escuchar es comida “chatarra” comida que no nutre, que solo engorda, pero no tiene vitaminas, minerales etc.
Jeremías 23:29
¿No es mi palabra como fuego, dice Jehová, y como martillo que quebranta la piedra?
Que el Señor nos ayude y nos permita ver con sus ojos. Somos llamados a estar en su consejo y proclamar todo su consejo de manera clara, aun cuando este no sea agradable a nuestra audiencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario