"Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen" (Mateo 5:44).
A veces hay gente que nos aborrece. Lo sabemos por las actitudes que tienen para con nosotros o porque explícitamente nos lo dicen.
En algunas ocasiones es solamente un gesto y una palabra a destiempo, pero en otras, puede significar un problema con un cliente, en un trabajo o en la escuela quizás. Debemos aún orar por esas personas y bendecirlos y hacerles bien... ¿Difícil? Mucho, pero es lo que Jesús espera de sus discípulos. Siempre pidamos que el Señor nos dé la humildad necesaria para reconocer si acaso hemos ofendido a alguien y provocamos su aborrecimiento; entonces podremos pedirle perdón. Pero si su aborrecimiento es "gratuito", entonces, oremos, bendigamos, hagamos bien: el Señor es fiel y el hará y dará el pago a cada cual.
¿Tienes algún "enemigo"? Ora por él o ella. Compórtate como un verdadero discípulo de Cristo. Este es un reto que he decidido tomar desde hace ya algún tiempo, ¿me acompañarías?
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